Un hombre mayor, italiano, que vivía en las afueras de Nápoles, fue a la iglesia local a confesarse.
Cuando el sacerdote abrió el tablero del confesionario, el hombre dijo:
- Padre... Durante la Segunda Guerra Mundial, una mujer judía muy bonita golpeo a mi puerta, y me pidió que la escondiera de los nazis. Así que yo la escondí en mi altillo.
- ¡Esa fue una cosa maravillosa que has hecho, hijo! - contestó el sacerdote
- No tienes la necesidad de confesar eso.
- No Padre, es que ella empezó a agradecerme con favores sexuales.
- Estando en gran peligro y bajo esas circunstancias, dos personas pueden ser muy tentadas a actuar así. Pero si lo sientes verdaderamente, estás perdonado de hecho.
- Gracias, Padre. Esa es una gran carga que le saca a mi alma. Pero tengo una duda más.
- ¿Y cuál es, hijo?
- ¿Cree Ud. que debería decirle que la guerra ha terminado?
(Gracias Julianus).
Publicadas por
Técnica J
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domingo, marzo 11, 2012
1 comentarios:
La verdad que siempre es bueno reírse un poco. Por mas que el chiste tenga humor negro es importante antes de irse a dormir, disfrutar de un buen chiste. Es por eso que en los departamentos en buenos aires siempre tengo varios libros de chiste que leo habitualmente
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