El tipo había sido invitado por primera vez a la cena anual de gala del Highdale
Golf & Country Club. Toda la alta sociedad se había dado cita.
Saludos, abrazos, presentaciones, caballeros empilchados de primera y damas
finísimas, hermosas algunas y muy elegantes. En fin, todas esas cosas que pasan
regularmente en esas ocasiones.
El hombre, muy cuidadoso y respetuoso, se sienta en una mesa redonda rodeado de
gente de lo mas importante, entre empresarios y banqueros. Inmediatamente los
mozos de guante blanco sirven una entrada... exquisita: champagne francés, vinos
importados y finísimos. El primer plato, de un nivel supremo.
Cinco minutos después, el hombre en cuestión siente, punzante y artero el primer
retortijón, que se aguanta estoico. A los diez minutos, el magma ataca
nuevamente pero más duramente con contracciones severas. Su cara ya realiza
alguna mueca de dolor, pero mayormente de preocupación.
A los veinte, un nuevo y virulento ataque torna la situación insostenible, ya no
da más. Sus esfínteres, a su máxima capacidad de bloqueo no pueden resistir el
embate del gas. Sabe que si se inclina tan solo un grado hacia adelante, un
feroz e impío flato escaparía de su encierro y sería suficiente como para
evacuar el salón en el acto, ya que se presumiría un ataque bacteriológico por
parte de una célula dormida de Al-Qaeda.
El pobre sujeto lucha a brazo partido para aguantar el twister y de tanto
aguantar, ya encorvado sobre el plato se le escapa un eructo feroz, como el
bramido de un Gigantosaurio carolinis acabando, que hace volar como un papel al
viento la peluca de la dama que tenía enfrente.
Hace entonces un esfuerzo sobrehumano como para disimular con un poco de tos,
pero esto descontrola los esfínteres y una terrible seguidilla de pedos, algunos
con firma que se le escapan: "Coff...Cofff, ratata..ta, psss..ratata.. Cof
pssssss..raaaa" Un horror, ¡ha comenzado la ofensiva y el bombardeo es
incontenible! El ruido de los pedos, supera ampliamente el de la tos a lo cual
se suma un hedor insoportable por el alto nivel de toxicidad del gas. Todos lo
miran absortos e incrédulos. Pero en el momento de ensayar la tos, le comienza a
picar la nariz, con lo cual le genera un tremendo estornudo y como no abre la
boca para amortiguarlo, del naso le salen dos mocos tipo vela con tonalidades
verdeamarhelas y bien largos, que rápidamente le llegan al mentón Tratando de
evitar que se los vieran, se los lastra pasándose la lengua por los labios y la
pera, pero le da tanto asco que no puede evitar una imprevista arcada y en una
convulsión regurgita sobre el plato de comida los mocos y varios trozos de
alimentos.
En ese instante, su vecino de la derecha lo codea y le dice:
- Disculpe,... y con las orejitas, ¿no sabe hacer nada?
me lo pasó Wolf por e-mail
Publicadas por
Técnica J
at
martes, marzo 11, 2003
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