El inspector en la escuela primaria y Jaimito
A una escuela primaria llega un inspector.
El funcionario le dice a la maestra que viene a observar el desarrollo de la clase
y se sienta en un pupitre justo detrás de Jaimito. La docente hace preguntas a todos los chicos salvo, claro, a Jaimito, conocedor a de sus salidas extemporáneas. Pero el inspector le indica con señas que lo haga participar.
La maestra, algo nerviosa, le hace una pregunta casi a prueba de groserías y vulgaridades:
- A ver Jaimito: ¿Recordás la clase de ayer en la que vimos la historia del Himno Nacional?
- Claro que me acuerdo señorita.
- ¿Te acordás la primera frase de la primera estrofa?
- Si profesora... lo tengo en la punta de la lengua...
La maestra comienza a ponerse nerviosa, y mientras espera la respuesta juguetea con un lápiz, que se le cae al piso. Al inclinarse a recogerlo, su parte trasera queda a consideración de la clase.
Cuando se reincorpora vuelve a preguntarle a Jaimito si ya tiene una respuesta:
- ¡Ya me acordé cómo empieza el himno!
\"Que buen cu[l]o tenés mamita\".
La maestra, roja de ira, expulsa a Jaimito del salón.
El niño, muy serio, recoge sus cuadernos y libros, y antes de salir, se da vuelta y encara al inspector:
- ¡Pel[ot]udo! Si no sabés, ¡¿para que soplás?!...
(Gracias Sanctuary).
LA ÚLTIMA ANÉCDOTA
Un estudiante de periodismo llega a un paraje montañoso para hacer un reportaje sobre la vida del lugar.
Aborda uno de los aldeanos y le dice:
-Por favor, cuénteme algo anecdótico de esta región.
El aldeano comienza:
- Una vez se perdió una cabra de nuestro rebaño, como es costumbre, nos reunimos todos los de la aldea, bebimos todas las botellas de vino y salimos juntos a buscarla al monte.
Cuando la encontramos, como es la costumbre, volvimos a beber y uno por uno tuvo se[x]o con la cabra...
El periodista interrumpe:
-Oiga, este reportaje será publico. Mire, mejor me cuenta algo alegre de la región.
-Bien, una vez se perdió en el monte la mujer de un vecino y como es costumbre, todos bebimos y salimos en su búsqueda.
Al encontrarla, como es la costumbre, bebimos y cada uno tuvo se[x]o con ella...
El periodista no soportó más y con el fin de evadir ese tema, le dijo al aldeano:
- Mire, mejor cuénteme algo triste.
El aldeano, limpiándose una lágrima que comenzaba a salir de sus ojos, continuó:
- Una vez yo me perdí en el monte...
(Gracias Sanctuary).
Se encuentran dos mujeres y una le cuenta a la otra:
- Ayer mi marido me propuso atarme a la cama para tener se[x]o.
La amiga le pregunta:
- ¿Y?... ¿cómo te fue?
- Me dejó atada... salió... y volvió a las 7 de la mañana...
(Gracias Sanctuary).